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En la década de los noventa, la escuela rural donde estudiaba el niño Kin Chai no tenía equipo ni cancha de fútbol, ni siquiera una modesta pelota para improvisar un partido, sin embargo, 20 años después, China aspira a conquistar el deporte más popular del mundo.
"Vivíamos en una pequeña localidad, poco desarrollada", recuerda Kin Chai. "Tratábamos de organizar torneos, pero la escuela no contaba con recursos", agrega Kin.
En cambio, los chinos invierten miles de millones de dólares para cumplir el sueño del presidente Xi Jinping: que China organice un campeonato mundial de fútbol y, un día, se consagre campeón.
Sin embargo, esta avalancha de fondos, no puede comprar lo más importante, el amor a la pelota, la pasión, un ingrediente primordial para elaborar un programa de formación de alto nivel.
Kin Chai, de 27 años, es uno de los entrenadores que forma parte del equipo que sueña con inculcar la pasión por el fútbol a una nueva generación de jóvenes chinos.
Este profesor de educación física, trabaja en Cantón para la ONG "Sueños que se cumplen", que forma parte de una red a nivel nacional de clases de fútbol. "Nosotros les proponemos a los alumnos un entrenamiento durante su tiempo libre", precisó su presidente Zhou Weihao.
El principal objetivo es hacer que los chicos hagan actividad física y que sean "útiles a la sociedad", explicó. Si en el camino muestran además que tienen talento, "entonces los entrenamos más intensamente". (+Finanzas.com)