5 medidas a corto plazo para reducir la demanda de petróleo en la UE

1. Prohibir los vuelos cortos y reducir los vuelos por negocios Greenpeace exige la prohibición inmediata de los vuelos de corto radio en Europa para aquellos destinos con rutas equivalentes en tren o ferry, además de la sustitución de los vuelos de negocios por tecnología de reuniones virtuales siempre que sea posible. ¿Por qué? Como muestra un reciente informe de Greenpeace, hay una ruta equivalente en tren para alrededor del 80 % de los vuelos de corta distancia en la UE, el Reino Unido, Noruega y Suiza. Esto no incluye los vuelos a islas sin conexión ferroviaria. Si incluimos las conexiones ferroviarias en las que hay que hacer tres o más transbordos, el porcentaje de vuelos de corta distancia que se podría sustituir alcanza el 98 %. El mayor impacto climático por pasajeros·kilómetro de todos los modos de transporte público es el avión. En la UE, en promedio, los vuelos emiten cinco veces más GEI que los trenes. En algunos países como Austria, España o los Países Bajos, donde el ferrocarril ya utiliza electricidad 100 % renovable, un vuelo emite hasta 80 veces más GEI que su conexión ferroviaria alternativa. Otro punto de intervención eficaz para reducir los vuelos es disminuir los viajes de empresa. 2 Alrededor del 20 % de los vuelos tiene motivos laborales, y según una reciente investigación de la Agencia Internacional de Energía (AIE), hasta el 70 % de los mismos podría haberse sustituido por una reunión virtual.

2. Hagamos el transporte público asequible y disponible para toda la población El transporte público es el que menos petróleo consume por pasajero·kilómetro y es, con diferencia, el medio de transporte más respetuoso con el clima, después de los desplazamientos a pie y en bicicleta. Greenpeace hace un llamamiento a los dirigentes europeos que el transporte público, es decir, los trenes de larga distancia y el transporte local y regional, sea asequible y esté al alcance de cualquier persona. Esto puede hacerse reduciendo el IVA de los billetes, proporcionando billetes sociales y subvencionados al público, o bien con ayudas públicas directas para las empresas de transporte público. El transporte público debe ser más inclusivo y accesible. Debe ser el medio de transporte motorizado más barato, para que nadie tenga que tener coche particular por motivos de coste. Además, donde haya tanto demanda como los vehículos y personal necesarios, deben ofrecerse servicios adicionales de transporte público. En la mayoría de los lugares esto lo podrían establecer y financiar los gobiernos.

3. Sustituir el transporte de mercancías por carretera por transporte ferroviario En 2019, el transporte de mercancías por carretera representó un 76,3 % del total del transporte de mercancías por vía terrestre en la UE (seguido del ferrocarril con un 17,6 %). Esto suponía un ligero aumento desde las cifras de 2012, cuando la cuota del transporte de mercancías por carretera era del 73,5% y la del ferrocarril un 19,1 %. Greenpeace hace un llamamiento a los dirigentes europeos para que desvíen de inmediato el transporte de mercancías de la carretera al ferrocarril, de modo que se use toda su capacidad actual. Es necesario ofrecer incentivos financieros para que el ferrocarril sea más competitivo: al mismo tiempo, los incentivos y beneficios disponibles ahora para el transporte por carretera deben irse eliminando de forma gradual. Por ejemplo, se pueden ofrecer subvenciones directas y reducir los impuestos y cánones para el transporte ferroviario. Una manera de desincentivar el transporte por carretera sería mejorar la aplicación de la ley en el sector de los camiones: mejores controles de velocidad y seguridad, inspecciones de trabajo, controles de las horas trabajadas y los tiempos de conducción permitidos. ¿Por qué? El transporte de mercancías por carretera depende casi totalmente del petróleo. Los camiones eléctricos solo se usan en proyectos piloto de bajo peso y distancias cortas. El sistema ferroviario europeo funciona predominantemente con electricidad: solo quedan sin electrificar las líneas locales, que funcionan con motores diésel. Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, las emisiones de CO2 del transporte de mercancías por carretera son 5,7 veces más altas que las del transporte de mercancías por ferrocarril, calculadas por toneladas·kilómetro medias.

4. Conducir menos y de forma más eficiente Alrededor del 30% del petróleo en la UE se utiliza para los coches, lo que supone una gran baza a la hora de reducir la demanda de petróleo. Aparte de dirigir el foco al transporte público y a la bicicleta, como se ha descrito anteriormente y se continuará más adelante, reducir el número de viajes en coche y conducir de forma más eficiente (en especial bajando la velocidad) son estrategias viables para disminuir la demanda de petróleo y reducir las emisiones de CO2 . La forma más fácil de conducir menos es dejar de ir al trabajo y pasarse al teletrabajo siempre que sea posible. En la UE los desplazamientos laborales son uno de los principales motivos de los viajes diarios. Se sitúan en una horquilla entre el 27 % de la distancia total recorrida en Alemania y el 47 % en Croacia (solo se dispone de datos de 12 países de la UE). A raíz de la pandemia de COVID-19, muchas instituciones y empresas han adoptado soluciones que posibilitan el trabajo desde casa. Greenpeace hace un llamamiento a patronales y gobiernos para que sigan avanzando en este sentido, continuando, restableciendo o reforzando los acuerdos y reglamentos sobre el trabajo desde casa. Además, dado que el índice de ocupación actual del coche en los países de la UE se sitúa en torno en unas meras 1,45 personas por coche, hay mucho potencial para compartir el coche, en especial para viajes de ida y vuelta al trabajo. Las patronales pueden apoyar con horarios de trabajo más flexibles y herramientas internas para organizar estos viajes, por ejemplo. Los gobiernos europeos pueden apoyar el uso compartido del coche con ayudas económicas directas o indirectas, así como ofrecer ciertas ventajas a quienes comparten coche (por ejemplo: acceso a aparcamientos y a carriles bus para coches que vayan llenos del todo).

5. Mejorar las infraestructuras para bicicletas y viandantes: más espacio para las personas y menos para los coches La bicicleta y los desplazamientos a pie son las formas más ecológicas de moverse, especialmente en las ciudades, y suponen una total independencia del petróleo. Pero la 14 infraestructura de la mayoría de las ciudades europeas está centrada en el automóvil y no es tan atractiva para los desplazamientos a pie o en bicicleta. Aunque transformar las ciudades por completo llevará décadas, hay muchas medidas que podrían aplicarse con un efecto inmediato y que podrían redestinar espacio que hoy se dedica a los vehículos de motor a los desplazamientos a pie y en bicicleta. Durante la crisis del COVID, muchas ciudades demostraron que se pueden instalar rápidamente nuevos carriles bici. Lo mismo ocurre con otras infraestructuras para bicicletas, como espacios de aparcamiento para bicis mejores y más seguros. Cambiar la frecuencia de los semáforos de modo que priorice a peatones y bicicletas también puede tener un efecto positivo. Se puede mejorar de forma significativa la seguridad de la movilidad activa si se adoptan límites de velocidad inferiores o se establecen zonas exclusivas para viandantes y bicicletas. Un límite de velocidad más bajo también tiene un impacto positivo en la demanda de petróleo, como se describe en la sección anterior. (Greenpeace)