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(Finacial Times).- La dirigente británica señala que es "importante que no se retrase el proceso de negociación del Brexit. Tiene que ser lo más ordenado y suave posible", aunque reconoce que probablemente "habrá tensiones".
La palabra reina puede aplicarse fácilmente a Theresa May. Distante, admirada, temida, la primera ministra británica que tomó las riendas de un país sacudido por las consecuencias del Brexit sonríe educadamente en su estudio del número 10 cuando recuerda decir en una ocasión que Isabel I era la figura histórica con la que más se identificaba.
"Defendió a Reino Unido", señala la segunda mujer que ocupa el cargo de primer ministro del país, y que tiene que recorrer el peligroso camino de salida de la UE. A Theresa May le gusta tener el control, y se pregunta a dónde lleva la analogía de Isabel. "No creo que se tratase del hecho de ser líder y mujer", dice con rapidez. "Pienso que era alguien que tenía una visión muy clara de lo que quería hacer".
En sus casi cinco meses como primera ministra la han acusado de actuar como una monarca Tudor autoritaria, intentando usar los poderes que le confiere la prerrogativa real para iniciar el Brexit sin consultar al Parlamento.