Melinda Gates: "Ya hemos convencido a 127 millonarios para que donen la mitad de su fortuna"
Por: (Samiha Shafy y Mathieu von Rohr )
La esposa del creador de Microsoft es una de las mayores filántropas del planeta.
Melinda Gates, de 49 años, licenciada en Informática y antigua gerente de Microsoft, dirige junto con su marido y el inversor Warren Buffett la Bill & Melinda Gates Foundation, la mayor organización privada de ayuda al desarrollo del mundo, con unos fondos de 40.000 millones de dólares y una contribución anual por encima de los 3000 millones. La fundación financia proyectos en más de un centenar de países. Se centra especialmente en la mejora de la salud de niños y madres en el Tercer Mundo, la planificación familiar, las campañas de vacunación y el desarrollo de vacunas contra la malaria y el sida. Con una fortuna personal estimada en unos 78.000 millones de dólares, Melinda y Bill Gates se cuentan entre las personas más ricas del mundo.
XLSemanal. Señora Gates, ¿cómo se siente uno cuando con su dinero influye en la vida de millones de personas?
Melinda Gates. Nuestro presupuesto parece enorme, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta la cantidad de proyectos que apoyamos. Bill y yo estamos convencidos de que nuestra labor solo es efectiva si impulsa cosas nuevas. Nosotros invertimos en proyectos que los gobiernos no pueden permitirse, como el desarrollo de una vacuna contra la malaria. Sabemos que, de seis proyectos que financiemos, cinco fracasarán. Pero uno de ellos será un éxito. Cuando una madre te dice que su hijo está vivo porque hemos podido ayudarlo… te sientes de maravilla.
XL. ¿Por qué no se limitaron a confiarle su fondo a una gran institución, como hizo el empresario Ted Turner, quien donó mil millones de dólares a Naciones Unidas?
M.G. Siempre creímos que nuestra experiencia en la economía privada podía ser útil. Bill fundó Microsoft, yo trabajé allí durante nueve años. Tenemos un enfoque distinto al del sector público. Aportamos una forma de pensar empresarial e impulsamos innovaciones para que los demás puedan trabajar a partir de ellas. Esto genera un efecto de bola de nieve.
XL. Su generosidad es incuestionable, pero ¿es correcto que personas particulares fijen las prioridades de la ayuda global al desarrollo?
M.G. Nosotros decidimos sobre nuestro dinero y de acuerdo con nuestras prioridades. Eso no significa que los demás tengan que hacer lo mismo. Los países africanos tienen su propia agenda, no vamos nosotros y les decimos lo que deben hacer. Pero colaboramos estrechamente con los gobiernos siempre que se dan coincidencias de intereses.
XL. ¿Cómo deciden en qué problemas del Tercer Mundo quieren centrarse?
M.G. Al principio, cuando empezamos, nos planteamos varias preguntas: ¿de qué mueren la mayoría de los niños, qué mata a la mayor parte de los adultos? Así llegamos al sida, la malaria, la tuberculosis… toda la lista. Luego analizamos qué enfermedades, aunque no maten, causan grandes daños económicos. Siempre hemos tenido un enfoque económico. Y sobre esta base decidimos dónde puede resultar más eficaz nuestro dinero.
XL. ¿Y dónde lo es?
M.G. La planificación familiar nos parece importante. Por eso, nos dedicamos desde el principio al tema de los anticonceptivos. También nos interesa la agricultura porque puede aportarle una mejora económica a la gente. Hemos invertido 400 millones de dólares en ayudar a los campesinos a aumentar su productividad. (Finazas.com)
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