Al final de una “marcha antiimperialista” de sus partidarios por las calles del centro de Caracas, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este sábado la imposición de sanciones diplomáticas contra Estados Unidos, a cuyo Gobierno acusa de intentar derrocarlo.
Las medidas, adoptadas al amparo de la Convención de Viena, incluyen la reducción del personal destacado en la Embajada de Estados Unidos en Venezuela, la obligación de los funcionarios diplomáticos norteamericanos de reportar sus actividades en el país y solicitar permiso ante la Cancillería venezolana para efectuarlas, y la implantación de un sistema de visado para visitantes de Estados Unidos, hasta ahora exentos de ese documento. Al mismo tiempo, Maduro anunció que queda prohibido permitir la entrada al país a políticos estadounidenses a los que calificó de “terroristas”, como el ex presidente George W. Bush, el ex vicepresidente Dick Cheney, y los parlamentarios Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio, entre otros.
Aseguró el mandatario venezolano que estas medidas de retaliación, a las que se habría “visto obligado” a recurrir, las venía sopesando desde su gestión como canciller durante el Gobierno de Hugo Chávez entre 2005 y 2012, para "enfrentar la agresión imperialista
Además, de acuerdo con el presidente, en los últimos días los servicios de inteligencia venezolanos han capturado a ciudadanos norteamericanos haciendo actividades encubiertas de desestabilización en el estado costero de Aragua (centro de Venezuela) y Táchira (suroeste andino del país).
Venezuela se propone cobrar a los ciudadanos estadounidenses que viajen al país la misma tasa en dólares que exige el consulado de EE UU para tramitar su visado.
Insistió en que, si bien quizás el presidente norteamericano, Barack Obama, no esté al tanto de estas acciones, “se ha dejado meter en un callejón sin salida” con respecto a Venezuela, un error histórico que lo dejaría marcado “como quedó Richard Nixon con Chile y todos los presidentes norteamericanos que se metieron con el digno pueblo de América Latina”.
En cualquier caso, Maduro todavía conserva bajo la manga la carta de la ruptura de relaciones, una verdadera opción de destrucción masiva para un país que, como Venezuela, todavía tiene en Estados Unidos su principal mercado de exportación de petróleo, por razones geográficas e históricas.
Recalcó que, mientras Washington tiene en su representación en Caracas 100 funcionarios, Venezuela solo tiene 17 en la capital estadounidense. Lo mismo ocurriría con los visados: desde ahora Venezuela se propone cobrar a los ciudadanos estadounidenses que viajen al país la misma tasa en dólares que exige el consulado norteamericano para tramitar su propio visado. “Que sepan los afroamericanos, los hispanos, los trabajadores, que el pueblo de Bolívar ama y respeta al pueblo de Estados Unidos. Estas medidas van en contra de la élite de ese país”, se excusó.