(Irene Hdez).- Más de 230 misas oficiadas a las siete de la mañana en la residencia de Santa Marta (con sus correspondientes homilías improvisadas y los saludos finales, uno por uno, a todos los asistentes, que en total sobrepasan las 12.000 personas). Nada menos que 95 importantes celebraciones litúrgicas.
Más de 230 discursos, sin incluir aquellos que pronuncia antes del rezo del Angelus y que ascienden a 73.
Una encíclica. Una exhortación apostólica. Tres cartas apostólicas. Cuatro decretos 'motu proprio'.
Cuarenta y cinco cartas oficiales. Todo eso sin vacaciones, sin tener un solo día de fiesta.
Son algunos de los números que ilustran la frenética actividad desplegada por Francisco en los 15 meses que lleva como Papa.
Pero también hay otras cifras: son seis los días, en los últimos siete meses, en que Francisco ha suspendido citas y encuentros alegando indisposiciones y motivos de salud. Pero ha sido, sobre todo, su última ausencia la que ha disparado las alarmas sobre su condición física.
Ocurrió el viernes de la semana pasada. El Papa tenía programada una visita, con misa incluida, al hospital policlínico Gemelli de Roma. Los 5.000 médicos, enfermeros y demás personal del centro le aguardaban, así como el más de un millar de personas arremolinadas a la entrada del Gemelli. El Papamóvil se encontraba ya a las puertas del hospital, esperando sólo la llegada inminente de Francisco para arrancar. Y entonces, de repente, una voz anunció por megafonía que el Papa había cancelado su asistencia a causa del cansancio acumulado que sufría. (El Mundo).
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