CJR, una de las compañías en las que se organiza la red ferroviaria japonesa, ha anunciado que a partir de noviembre el público podrá probar el tren más rápido del mundo, capaz de alcanzar los 500 km/h. Aunque, en realidad, no se trata exactamente de un tren.
La tecnología de levitación magnética consiste, en términos simples, en la utilización de potentes imanes a bordo del tren y a lo largo de toda la vía, que sostienen al tren por repulsión y eliminan la necesidad de ruedas.
Puesto que el tren no puede usar la fricción con el suelo para propulsarse, se utiliza el cambio sucesivo y rápido de la polaridad de los imanes -utilizando grandes cantidades de energía eléctrica- como sistema de propulsión.
Gracias al escaso rozamiento (exclusivamente con la atmósfera), el vehículo es capaz de alcanzar enormes velocidades: en 2003 uno de estos trenes levitantes nipones alcanzó 581 km/h.
Las pruebas de los próximos meses son sólo un paso más en un proceso que dura ya décadas, y que no se espera que concluya pronto: la compañía que desarrolla el sistema quiere que los trenes magnéticos puedan transportar a los pasajeros entre Tokyo y Nagoya (unos 250 km en línea recta) en 40 minutos. (El Economista.es)