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En el marco de la nueva ley que criminaliza a quien reparte comida a personas sin hogar, la policía del estado estadounidense de Florida ha detenido a un activista de 90 años que lleva practicando la beneficencia desde hace más de 20 años.
El portal estadounidense Infowars publicó el lunes un video del momento de la detención del activista Arnold Abbott, de 90 años, que encabeza el grupo de beneficencia ‘Love Thy Neighbour’ (Ama a tu prójimo) mientras él y otros voluntarios repartían comida con personas sin hogar en Fort Luderdale, estado de Florida.

Arnold Abbott, un estadounidense de 90 años, ha sido arrestado por entregar comida a varias personas sin hogar del sur de Florida, en EEUU, porque el intercambio público de alimentos está prohibido en esta localidad.
La policía, al ver a Abbott entregando la comida a las personas sin hogar, le pidió que dejase el plato, "como si lo que llevase fuese un arma", ha explicado el anciano, según recoge la cadena CNN.
 

                                                                                                                                                  Foto /Agencias

 

Abbott y otros dos miembros de su Iglesia fueron arrestados el martes por la noche, acusados de alimentar en público a personas sin hogar, algo prohibido por la nueva legislación. "No dejaremos de hacer cumplir la ley solo porque hay atención de los medios. Hacemos cumplir las leyes aquí en Fort Lauderdale", ha explicado el alcalde de la localidad, Jack Seiler.
En una entrevista con el diario Sun-Sentinel, el alcalde de Fort Lauderdale ha defendido la medida. "No estoy satisfecho con tener un a personas sin hogar en la ciudad, pero ofrecerles una comida y mantenerlos en ese ciclo en la calle no es productivo". Está claro que Abbott no piensa lo mismo.
Abbott, según cuenta el Daily Mail, asegura que le encanta la ciudad. "Es un lugar hermoso y quiero mantenerlo así. Pero no se puede esconder a las personas sin hogar debajo de la alfombra".
El anciano se enfrenta a una multa de unos 500 dólares por el arresto y podría ser condenado a cuatro meses de prisión. "No tengo miedo de la cárcel. No quiero ir, pero si tengo que hacerlo, iré", aseguro. (El economista.es / Agencias)