El descenso en las ventas del comercio minorista, del 0,4%, se suma a la ralentización de los principales indicadores económicos, como el PIB, llegadas de turistas, afiliación a la Seguridad Social o exportaciones. La propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez para flexibilizar el techo de gasto podría introducir riesgos en un contexto de inestabilidad, con amenazas como el Brexit, el proteccionismo de Donald Trump o el fin de la compra de deuda del BCE.
La velocidad de crucero que ha alcanzado la economía española desde 2015 está empezando a dar muestras de agotamiento. La prueba está en los principales indicadores económicos, cuyo frenazo en los últimos meses vaticina que una desaceleración podría estar a la vuelta de la esquina.
El descenso en las ventas del comercio minorista es la última señal. Ni siquiera la campaña de rebajas ha podido frenar la caída que están sufriendo los comerciantes. El índice de comercio al por menor registró un descenso del 0,4% interanual en julio, según los datos publicados ayer por el INE.
Este indicador, que mide la evolución de la cifra de negocio del pequeño comercio, encadena ya tres meses en negativo. La tendencia descendente se inició a partir de enero, cuando el índice del comercio minorista crecía a una tasa interanual del 2,2%.
"La ralentización del consumo es ya un hecho", señalan desde la Confederación Española de Comercio, que apunta como causa a "la pérdida de poder adquisitivo". Aunque los salarios han aumentado moderadamente en los últimos dos años, el poder de compra de los mismos se ha visto mermado en un 2,3%, según un informe de Adecco publicado el jueves
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