Foto / Agencias, El chef valenciano Perfecto Rocher y su socia y compañera, Alia Zaine

El chef valenciano Perfecto Rocher y su socia y compañera, Alia Zaine, ofrecen en su restaurante Tarsan I Jane una experiencia gastronómica de base española a la que no han podido resistirse los dos hombres más ricos del mundo, Jeff Bezos y Bill Gates.

(EFEUSA) Los fundadores de Amazon y Microsoft, respectivamente, son asiduos en la restringida lista de diez comensales diarios que, como máximo, atienden en este exclusivo restaurante de Seattle, en el estado de Washington, donde se encuentran las sedes de las dos empresas.
"Son personas como nosotros que se lo han 'currado' (trabajado) a la que les gusta probar conceptos y cosas nuevas, y ver a personas que están haciendo cosas arriesgadas. Imagino que piensan que yo estoy en ese garaje en el que ellos estuvieron una vez", explica en entrevista a Efe sobre el origen de estos dos gigantes mundiales.
En su opinión, sus multimillonarios clientes deben pensar que con diez comensales al día no está "haciendo un duro" (ganando dinero), pero valoran que tiene una "idea" y la defiende.
"Eso creo que les motiva; es como verse a ellos mismos cuando empezaron", opina sobre un tipo de adinerado cliente a los que ve como personas "sencillas".
A estos ilustres empresarios les recibe en un restaurante acogedor, rodeado de una naturaleza extrema, y con un producto de máxima calidad, el pescado de la tribu de los indios Makah, de la cercana Bahía de Neah.
"Hago una cocina del noroeste del pacífico. No compro a grandes compañías, es cocina del terreno, no puedo llamarla española, es comida de aquí con bases valencianas", asegura.
El chef, de 40 años, y su pareja, angelina de origen, empezaron cocinando en la calle, haciendo "pop ups" (restaurantes itinerantes) hasta abrir su proyecto Tarzan I Jane en 2016.
"Sin dinero conseguimos los dos solos 3 estrellas y media. Ahora cocinamos para 10 comensales, y tenemos un privado para 4, un riesgo total, todos pensaban que estábamos locos", dice con orgullo.
Ese arrojo le viene al cocinero natural de Villalonga de lejos. Se sumergió en la cocina tras dejar atrás su sueño de convertirse en una estrella del punk rock, género al dedicó los tres discos que grabó en su día con los grupos Sperman y Ulcers.
Tras sumergirse en la profesión culinaria en restaurantes de estrella Michelin, llegó a EE.UU en 2002 para quedarse.
Trabajó en importantes proyectos en San Francisco, como el restaurante Gary Danko, o en Los Ángeles, donde se sumó al equipo de The BLVD y Smoke.Oil.Salt, del que se encapricharon las estrellas de Hollywood, y que fue nombrado en 2014 por la revista GQ entre los 10 mejores restaurantes del país.
El fallecido premio Pulitzer Jonathan Gold llegó a comentar en el diario Los Ángeles Times que "un porcentaje alarmante de las mejores paellas que he comido provienen de las sartenes de acero bien sazonadas de Perfecto Rocher".
Pero su espíritu rock punk nunca cuajó en la superficial ciudad de las estrellas de Hollywood y en 2016 consiguió abrir su concepto personal en el barrio de Frelard, en Seattle, que recientemente ha recibido la máxima distinción que otorga la prestigiosa crítico culinario del diario Seattle Times, Providence Cicero.
Al contrario de la tendencia habitual de los restauradores de expandir sus negocios, el equipo Rocher asegura trabajar en un concepto de restaurante para el futuro.
Por eso, se centraron en reducir sus comensales "por la calidad y la súper conexión" que se establece con esas diez personas a los que sirven.
Rocher y su pareja quieren hacer sentir al cliente "como en casa", pero siempre de una manera "muy profesional", pues, para ellos, el concepto de la cocina refinada no tiene que ser necesariamente algo excesivamente "serio".
"El cliente con los Rocher sólo elige el numero de platos y se deja seducir (…) Alia (Jane) es el alma, porque conoce todo el proceso, ha sido cocinera, carnicera, ha trabajado en las mejores granjas de Europa y lleva la sala con un ese toque mágico de los que conocen bien el oficio", comenta Rocher.
Su compromiso con la autenticidad que destila su cocina marca diferencia con muchos de los restauradores que tratan de educar sobre la gastronomía española en EE.UU.
"Elijo ingredientes en mi cocina porque me gustan a mí, no para agradar al paladar americano. Si eres un cocinero español y piensas en llenar tu restaurante en lugar de hacer tu cocina, al final no eres feliz. Los americanos deben aprender lo que es auténtico y después podré experimentar sobre la receta original", explico.