Siempre se he pensado que el habla de nuestros antepasados vivos más cercanos, los primates no humanos, era impermeable a la interacción social. No obstante, un nuevo estudio que la revista «Science» publicará en la edición del día 14 de agosto revela que los monos tití bebés (Callithrix jacchus) se ayudan de los adultos para desarrollar sus vocalizaciones.

O, dicho con otras palabras: los seres humanos quizá no sean los únicos primates cuyo desarrollo vocal se beneficia de la comunicación temprana. Para supervisar y medir el desarrollo del habla en titíes, Daniel Takahashi y otros estudiosos registraron sonidos grabados entre el primer día de nacimiento y los dos meses de edad, utilizando cuatro parámetros acústicos bien establecidos.

Estas grabaciones se registraron en una fase de aislamiento social, y también durante interacciones auditivas –pero no visuales– con los padres. Se constató que, mientras los adultos emiten gemidos, los sonidos de los bebés –tales como llantos o sollozos– son más inmaduros. El equipo a cargo del estudio trató de determinar si la clave que estaba detrás de esta transición de los sonidos inmaduros a los más sofisticados era la propia maduración física o el aprendizaje de sus mayores.

(AFP)