
"Un intercambio de cargos sería una bendición para la economía global", opina el columnista de Bloomberg, Ferdinando Giugliano.
La nominación de Christine Lagarde como presidenta del Banco Central Europeo acerca un paso más a Mario Draghi del final de su mandato. El académico italiano se retirará en octubre después de ocho años trascendentales, durante los cuales convirtió al BCE en la institución más importante de la unión monetaria.
Sin embargo, esto no significa que deba retirarse del principal escenario de formulación de políticas. Un intercambio de cargo con Lagarde, que vería a Draghi convertirse en el director gerente del Fondo Monetario Internacional, sería una bendición para la economía global.
El presidente saliente del BCE ciertamente está calificado. Tiene una sólida formación en economía, algo de lo que Lagarde carecía. También tiene un historial de gestión efectiva de crisis y la creación de consenso político en torno a sus decisiones. La supervivencia del euro en medio de la crisis de la deuda soberana a principios de esta década se debió en gran parte a la promesa de Draghi de hacer "lo que sea necesario" para proteger la moneda única.
Al FMI sin duda le caería bien un líder de la posición de Draghi para continuar la labor de Lagarde. En sus ocho años de mandato, Lagarde recuperó la credibilidad de la institución, que sufrió tras los escándalos sexuales que hundieron a su antecesor Dominique Strauss-Kahn. (Bloomberg)