A las 13:20 horas de este sábado, ha llegado a la estación de Múnich el primer tren especial con 450 solicitantes de asilo a bordo. El personal ferroviario los ha recibido con carteles en los que se leía «Welome to Munich».

Este fin de semana, la ola de solidaridad con los refugiados que ha convertido a Alemania en referente del trato digno a los migrantes en Europa alcanza una de sus cotas más altas. La Policía bávara no tiene muy claro cuántos migrantes van a llegar estos dos días, y ofrece una cifra de entre 5.000 y 10.000. Solo para este sábado se esperaba la llegada de una docena de trenes especiales a Múnich.

Los migrantes han dejado atrás días de incertidumbre en una Hungría hostil. Este sábado ha continuado la tensa la situación en el centro de acogida de Röszke, cerca de la frontera serbia. Unos 200 migrantes protestaron allí el viernes por unas condiciones que consideraban insalubres.

La Policía los dispersó con gases lacrimógenos mientras el Gobierno estudiaba la posibilidad de enviar al Ejército.

Muchos migrantes de Röszke se diluían horas más tarde en las larguísimas filas de personas procedentes de distintas rutas que anduvieron durante toda la noche del viernes al sábado por la autopista oeste, la que conduce a Austria. En plena noche, el canciller federal austríaco, Werner Faymann, anunció desde su cuenta de Facebook que las autoridades de su país, al igual que las de Alemania, dejarían pasar a los refugiados. El Gobierno húngaro puso a disposición de los migrantes un centenar de buses.